Las implicaciones para América Latina de la elección de Barack Obama como presidente de Estados Unidos podrían llegar a ser profundas.
Hay que tener en cuenta que al lado de su elección, su partido, el Demócrata, amplió mayorías en el Congreso. En materia de política económica, tanto Obama como buena parte de los miembros del Congreso pertenecientes a su partido, son proteccionistas en materia comercial, partidarios de mayores regulaciones a la economía y amigos fervientes del gasto público y de mayores impuestos. En política exterior, son menos inclinados a usar soluciones de fuerza en los conflictos, pero, a veces, por abusar del diálogo, terminan mandando a sus enemigos señales de debilidad. En materia de desarrollo de los cuantiosos recursos energéticos de su país, se han caracterizado por la inacción y por propuestas alternativas utópicas.
Los demócratas han recibido tradicionalmente un apoyo muy fuerte de los sindicatos y que, por lo tanto, impulsarán cambios legislativos para introducir modificaciones al régimen laboral que los favorezcan y que le harían perder competitividad a la economía norteamericana. Cuentan con el apoyo de una multiplicidad de ONGs ambientalistas y de grupos que promueven causas políticas de izquierda en diferentes países. Es posible que las relaciones comerciales y políticas con algunos países de América Latina, incluida Colombia, se vuelvan menos fluidas que anteriormente. Por otro lado, la implementación del modelo económico en el cual creen retardaría la recuperación económica global, lo cual tendría serias repercusiones sobre el crecimiento de América Latina.