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Hugo Chávez habla de guerra con Colombia, un país con fuerzas militares mejor preparadas y organizadas, pero que no dispone de armamento para librar guerras convencionales.
 
Sin contar a la unificada y bien preparada Policía Nacional, las fuerzas militares colombianas disponen de un pie de fuerza de 263.000 unidades. Las de Venezuela ascienden a 115.000 unidades.

Las fuerzas militares colombianas están organizadas en el modelo de Estados Unidos. Están conformadas por 7 divisiones de ejército, 3 unidades navales y 8 comandos aéreos. Hay 5 comandos conjuntos organizados con criterio geográfico. La idea es la de asegurar una coordinación adecuada entre las distintas fuerzas, lo que se ha logrado después de mucho ensayo y error.

Varias de las unidades colombianas han sido entrenadas por asesores de Estados Unidos. La ayuda militar anual de ese país se estima en US$600 millones. Los oficiales colombianos y estadoudinenses tienen un centro conjunto de inteligencia que maneja información proveniente de imágenes de aviones y satélites del país del norte.

Pero hay que destacar una y otra vez que las fuerza militares colombianas no poseen armamento ofensivo para desarrollar una guerra convencional con otro país. Su orientación es la contra insurgencia y eso se refleja en el armamento. Por ejemplo, no posee tanques de combate, puesto que su utlidad es mínima en la lucha en la selva o en terrenos de montaña contra la guerrilla y grupos paramilitares y de narcotraficantes.

En cambio, Venezuela alardea de su gran cantidad de tanques, como si algún día fuera a utilizarlos en una invasión a un país vecino, aunque eventualmente también podrían servir para reprimir levantamientos populares en sus ciudades. Se calcula que posee cerca de 200 tanques de combate, algunos de los cuales Hugo Chávez movilizó hace unos meses hacía la frontera con Colombia, en uno de sus tantos gestos de agresión. Entre otras, esa mobilización mostró problemas serios de coordinación y de preparación en las unidades a cargo de la operación.

Otro ejemplo de la diferencia entre las dos fuerzas militares es en el tema de aviones de combate. La Venezuela de Hugo Chávez adquirió recientemente 24 Sukhoi y 10 super helicópteros Mi-35. Los viejos Mirages franceses y Kfir israelís de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) nada podrían hacer frente al alcance y capacidad destructiva de las nuevas adquisiciones venezolanas. Tampoco se les iguala los Super Tucano brasileros y los Cessna A-37B Dragonflies con los que las fuerzas armadas colombianas han asestado duros golpes a campamentos de la guerrilla y del narcotráfico, incluida la operación en la que se dio de baja al cabecilla de las FARC alias Raúl Reyes en territorio de Ecuador.

Es decir, la aviación colombiana no está preparada ni posee el equipamento para emprender acciones de ataque a grandes distancias ni para comprometerse en acciones bélicas contra un país como Venezuela.

Otro ejemplo es el de los submarinos. Colombia tiene dos submarinos enanos tipo Cosmos SX 506 y dos submarinos para defensa costera Tipo U-209-A/1200. Ninguno de ellos está especialmente equipado para apoyar acciones ofensivas de alguna envergadura. En contraste, Venezuela ha anunciado a los cuatro vientos que le comprará a Rusia costosos submarinos clase Varshavianka que si están capacitados para realizar toda clase de operaciones ofensivas. Y así con otros armamentos como la artillería pesada. Incluso se rumora que Venezuela ha instalado cohetes de fabricación iraní que llegarían al otro lado de la frontera con Colombia.
 
A la Venezuela de Hugo Chávez lo que le interesa es la “imagen”. Su enemigo es Estados Unidos. Para tal efecto tiene que hacerse a un vistoso armamento, cuya utilidad es ante todo para una guerra convencional. Pero la verdad es que nunca podrá competir con Estados Unidos. En este sentido es un gasto inútil. Sus juguetes no la defenderán de lo impensable: una invasión de la super potencia. En el muy (pero muy) hipotético caso de darse esa invasión, ella tendría lugar, no por Colombia, sino a través de sus muy expuestas costas caribeñas.

Al final de cuentas las fuerzas militares venezolanas no están preparadas para un guerra convencional o de otro tipo. Una cosa son los desfiles y otra aprender a combatir. A la hora de escoger la oficialidad, Hugo Chávez favorece la lealtad antes que el profesionalismo. La experiencia de combate es inexistente. Además, hay muchas dudas acerca del mantenimiento y operatividad de buena parte del armamento.

Las fuerzas militares colombianas, o por lo menos varias de sus unidades, saben desempeñarse en combate. Lo han hecho desde tiempo atrás y han aprendido con la experiencia. Están entrenadas para combatir. Su capacidad de combate es actualmente reconocida por todos los expertos en el tema. Tampoco hay dudas sobre el buen estado de su armamento. Todo esto termina siendo determinante en una guerra. Pero Colombia ni ha conseguido, ni está en sus planes conseguir, el armamento requerido para librar éxitosamente una guerra convencional contra un país como Venezuela.