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Andrés Piedrahita es socio de un fondo de fondos que invertía masivamente en Madoff Securities. Este fondo, Fairfield Greenwich Group (FGG), fue el que más perdió en la gran pirámide.
 
Piedrahita es el yerno de Walter M. Noel Jr. un banquero privado que hace más de 20 años estableció una relación de negocios con Bernard L. Madoff y que le permitió a su firma FGG ganar cientos de millones de dólares en comisiones. FGG, que administraba activos de US$14.100 millones, perdió, con la quiebra de Madoff, alrededor de US$7.500 millones. Obviamente la supervivencia de FGG está en entredicha y de hecho, desde hacía ya varias semanas, había dejado de atender solicitudes de devolución de dinero en dos de sus fondos, alegando las difíciles condiciones reinantes en los mercados financieros. La firma informó de una caída de US$2.000 millones en activos entre septiembre y noviembre.

Noel, que había dirigido la división de banca privada internacional del Chemical Bank, fundó a FGG en 1983 y lo hizo crecer dramáticamente con inversores de Europa, América Latina y Asia. Este crecimiento va de la mano del de Madoff Securities. Es motivo de controversia si la estrecha relación de amistad y negocios entre Noel y Madoff y que llevó a las cuantiosas inversiones de FGG en Madoff Securities le permitieron a Noel conocer sobre cuál era las movidas financieras de su amigo en estos últimos años.

Para algunos analistas es incomprensible que FGG invirtiera la mitad de los depósitos de sus clientes con Madoff, contrariando todo los cánones sobre diversificación de riesgo. En su página web, FGG se vende como un fondo que “asigna capital entre aquellos administradores con los cuales tiene relaciones comprehensivas y que proporcionan una total transparencia desde el punto de vista de monitoreo de riesgo y para propósitos de optimización de los portafolios.” Y así también se encuentra otras frases donde se hace énfasis en “procedimientos para evaluar riesgos de manera cualitativa y cuantitativa” y en la “supervisión operacional” que realiza FGG.

Pero el fondo de FGG destinado a Madoff, y que se llamaba Fairfield Sentry, ofrecía a sus inversores acceso a “los más experimentados, exitosos y exclusivos administradores de fondos de cobertura.” Por lo visto, en el caso de Madoff, era suficiente su reputación de experimentado, exitoso y exclusivo, puesto que de monitoreo de riesgo y de evaluaciones cualitativas y cuantitativas, poco o nada.

Otros analistas consideran que lo que hacía que las inversiones en Madoff Securities fueran muy atractivas para FGG eran las comisiones que recibía. Madoff pagaba el 1% sobre el valor de los activos invertidos y el 20% sobre las ganancias. Y se sabe que Madoff proporcionó consistentemente, durante los últimos 15 años, un rendimiento anual entre 10% y 12%. Estas comisiones no son inusuales en el mundo financiero. Pero la combinación de una estrecha relación personal y el hecho de que el fondo de Madoff siempre daba utilidades, sin importar si la situación económica era buena o mala, seguramente fue lo que motivó a Noel a poner una parte significativa de sus huevos en esa canasta. Además, los altos rendimientos relativos de Madoff le permitían a FFG darle también altos rendimientos a su clientela y esa fue indudablemente una de las razones de su elevado crecimiento.

El mismo Madoff reconoció que su formato de negocios era piramidal. Lo mismo podría decirse de un fondo de fondos que utilizó a Madoff de la manera como lo hizo FGG. Ahora bien, cabe señalar que hay una gran diferencia entre una pirámide para ricos y una pirámide para pobres. La de los pobres están dirigidas frontalmente a despertar la codicia y por eso ofrecen altísimos rendimientos (tasas de interés anuales de 50% o más). Los ricos, o muy ricos en este caso, no buscan estos absurdos rendimientos. Ya son ricos. Lo que buscan es seguridad de que van a conservar su riqueza y a acrecentarla razonable y constantemente a lo largo de los años. Eso fue lo que los inversores creían que ofrecía Madoff  (y que logró ofrecer durante décadas). Y eso también era lo que ofreció FGG bajo la sombrilla de Madoff en estos últimos 20 años.  

Como sea, FGG fue concebido para inversores de distintos continentes. Noel aprovechó a sus tres yernos para su expansión internacional. Yanko Della Chiava, con base en Lugano (Suiza), se encargó del Sur de Europa. Andrés Piedrahita, de Fairfield Greenwich (UK) Limited, con oficinas en Londres y Madrid, y con responsabilidad en el resto de Europa y de América Latina. Y Philip Toub, hijo de un acaudalado empresario suizo, de Brazil y Medio Oriente.

Andrés Piedrahita estudió en el English School de Bogotá y se graduó del Boston University School of Communications. Entre 1981 y 1987 trabajó como consultor financiero en Prudential Bache Securities. Fue vicepresidente de Shearson Lehman Hutton de 1987 a 1990. Después se independizó y fundó Littlestone Associates, una firma de inversión que se fusionó con FFG en 1997. Para ese entonces ya se había casado con Corina Monica Noel, la hija del dueño de FGG.

Piedrahita se instaló en España donde ganó en reconocimiento social y se constituyó en comercializador tanto de FGG como de Madoff. Fue quizás el principal comercializador de Madoff en España, entre unos pocos. Piedrahita ha expedido un comunicado en el que dice que la exposición de sus clientes en España con la estafa de Madoff llega a 65 millones de euros (unos US$85 millones). No se sabe a cuánto otros inversores de Europa y América Latina convenció de invertir en FGG o en Madoff directamente.

En España, quienes conocen a Piedrahita lo definen como “un hombre simpatiquísimo”. Otros decían que “era un tipo serio, que no fallaba nunca”. Aparentemente Piedrahita perdió, él mismo, una suma importante de dinero con Madoff. Pero eso es lo de menos. Lo de más es la suerte futura de FGG después del derrumbe de la pirámide de Madoff. Además, para Piedrahita, al igual que para su suegro, no será fácil convencer a sus clientes de que él no era cómplice. De que fue una víctima más de la estafa. Difícil tarea, si se tiene en cuenta el tamaño de las pérdidas y la importancia de los damnificados.