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En los primeros cuatro meses de 2009 la cartera vencida pasó de 4% a 4,7% de la cartera total. La tendencia al deterioro viene desde mediados de 2007.
 
Para ponerlo en perspectiva, se trata de un nivel muy inferior al que se alcanzó en el crisis de comienzos de la actual década. Por ejemplo, en enero de 2002 la cartera vencida era de 10,7% de la cartera total. En el caso de la cartera hipotecaria, en ese entonces la vencida constituyó 22,1% de la cartera total, mientras que en abril de 2009 fue 4,7%. En cuanto a las provisiones, actualmente ellas representan 113,7% de la cartera vencida, en tanto que en enero de 2002 eran 73,2%

Sin embargo, la tendencia reciente, aunque no es indicativa de un drástico deterioro, es negativa y por lo tanto amerita de un estricto monitoreo. Las series históricas muestran que el punto en el cual se logró los mejores indicadores de calidad de cartera fue a finales de 2005, luego de un gran esfuerzo de saneamiento por parte de las entidades financieras. En diciembre de ese año, la cartera vencida fue 2,7% de la total y las provisiones representaron 166,9% de la cartera vencida. Posteriormente, hasta mediados de 2007 se mantuvieron indicadores de calidad de cartera relativamente holgados.

Pero desde mayo de 2007, con algunas oscilaciones, la cartera vencida pasó de 2,9% de la cartera total al 4,7% actual. Y las provisiones de la cartera vencida, de 140% al 113,7% actual. Se podría argumentar que no se trata de un pronunciado deterioro de la calidad de la cartera, pero es una tendencia y es negativa.

Al discriminar por tipo de cartera, la comercial, que representa el 61,5% de la total, tenía, en abril de 2009, una morosidad de 2,9%; la cartera de consumo, que constituye 28,5% de la total, una de 8,4%; la cartera hipotecaria, 7,4% de la total, una de 4,7%; y los microcréditos, 2,6% de la total, una de 6,6%. Es en el crédito de consumo donde actualmente se encuentra la mayor vulnerabilidad. De hecho, mientras que en el caso de la cartera comercial las provisiones alcanzan el 145,9% de la cartera vencida, en la cartera de consumo llegan apenas a 93,6%.

Ahora bien, según tipo de entidades, los bancos nacionales tienen una cartera vencida de 4,3%, en tanto que los bancos extranjeros de 4,9%. Es interesante señalar que los dos bancos más grandes del sistema, el Banco de Bogotá y el Banco de Colombia, tienen una cartera vencida de solamente 3% y 3,4%, respectivamente, con provisiones que representan 122,5% y 160,9% de dicha cartera vencida.

El segmento actualmente más golpeado es el de las compañías de financiamiento comercial tradicionales (las no especializadas en leasing). En el caso de las nacionales, su cartera vencida constituye 9% de la cartera total, mientras que en el caso de las extranjeras 10,4%. En contraste, las especializadas en leasing tienen una morosidad de 5,4%. Pero la cartera de este grupo de entidades sólo representa 5,1% de la cartera total de los establecimientos de crédito.

En conclusión, se puede afirmar que la situación de calidad de cartera del sistema financiero colombiano es manejable, pero las tendencias son negativas y en el caso del crédito de consumo y de las compañías de financiamiento comercial tradicionales son preocupantes. No hay lugar, entonces, para la complacencia. Menos aún si se tiene en cuenta que todavía no hay indicios claros de que la economía colombiana ya superó la etapa más crítica de la actual recesión. Todo esfuerzo adicional que se haga en materia de provisiones, de seguimiento y de un cuidadoso manejo del riesgo por parte de los establecimientos de crédito, sería remunerado con creces si llegare a deteriorarse el entorno económico.