Costosos acuerdos son los que Chávez acostumbra a firmar cada vez que viaja, sin beneficios tangibles para Venezuela.
Sin embargo, el último viaje de Chávez a Ecuador fue muy diciente por lo diferente a los anteriores. En esta ocdasión no viajó con un maletín repleto de millones de dólares, dinero este que no es suyo pero que reparte como si lo fuera. Y no lo hizo así porque su gobierno está quebrado. Son innumerables los compromisos ya adquiridos que no ha podido atender.
La presentación mediática que rodea a estos acuerdos siempre es pomposa. Habrán todavía algunos pelmazos en los medios de comunicación y entre la población que se creen los comunicados respectivos. “Suscribieron acuerdos sobre energía, petróleo, minería, agricultura, pesca y telecomunicaciones.” ¡Wow!
Muchos de estos acuerdos son en apariencia insubstanciales como los dirigidos a fomentar conocimientos ancestrales y proteger los bienes patrimoniales. Otros son menos inermes como los que llevarían a la creación de la Empresa Grannacional (en contraposición a trasnacional) Minera, de la Grannacional de Cacao y de la Grannacional de Acuicultura y Pesca. El común denominador de estas iniciativas es la creación de más burocracia, incluida la contratación de cubanos. En general, se trata del montaje de instrumentos de desviación de dineros públicos, al igual que lo que ocurre con las ALBA empresas que han conformado Daniel Ortega y Chávez en Nicaragua.
Uno de los logros concretos de Rafael Correa en su reunión con Chávez fue obtener dinero para mejorar las condiciones del mobiliario de la estación científica “Pedro Vicente Maldonado”, que Ecuador tiene en la Antártica. Sin embargo, falta ver cuánto se demora el quebrado gobierno venezolano para girar los dineros correspondientes a la compra del escritorio y la cama del director de esa estación.
Hubo igualmente unos rimbombantes saludos a las banderas como el acuerdo para fortalecer la ejecución de proyectos de un Fondo de Desarrollo Ecuador-Venezuela. Definitivamente el papel lo puede todo y la ingenuidad de los ecuatorianos por lo visto también. Todo un espectáculo observar a estos dos gobiernos menesterosos dándoselas de que disponen de fondos para invertir.
Pero quizás el mayor saludo a la bandera fue el de la “decisión irrenunciable” de ambos mandatarios de construir en Ecuador la Refinería del Pacífico, que adelantarían de manera conjunta las empresas petroleras de ambos países, Petroecuador y PDVSA. Es como la quinta vez que Chávez y Correa se refieren al tema. Aunque bueno es saber acerca de esta “decisión irrenunciable”, por primera vez no se dice que es inminente la construcción de la refinería, lo que ya de por si constituye un reconocimiento a que la realidad no es como la pintaban.
Seguramente en Venezuela respiraron con tranquilidad al conocerse que Chávez no se comprometió a regalarle cientos de millones de dólares a Ecuador. Cómo será de crítica la quiebra del gobierno venezolano y la inconformidad de los venezolanos con los despilfarros en tierras ajenas, que alias “Manitos Rotas” lo único que pudo regalar en este último viaje un inmobiliario para una estación científica.
La presentación mediática que rodea a estos acuerdos siempre es pomposa. Habrán todavía algunos pelmazos en los medios de comunicación y entre la población que se creen los comunicados respectivos. “Suscribieron acuerdos sobre energía, petróleo, minería, agricultura, pesca y telecomunicaciones.” ¡Wow!
Muchos de estos acuerdos son en apariencia insubstanciales como los dirigidos a fomentar conocimientos ancestrales y proteger los bienes patrimoniales. Otros son menos inermes como los que llevarían a la creación de la Empresa Grannacional (en contraposición a trasnacional) Minera, de la Grannacional de Cacao y de la Grannacional de Acuicultura y Pesca. El común denominador de estas iniciativas es la creación de más burocracia, incluida la contratación de cubanos. En general, se trata del montaje de instrumentos de desviación de dineros públicos, al igual que lo que ocurre con las ALBA empresas que han conformado Daniel Ortega y Chávez en Nicaragua.
Uno de los logros concretos de Rafael Correa en su reunión con Chávez fue obtener dinero para mejorar las condiciones del mobiliario de la estación científica “Pedro Vicente Maldonado”, que Ecuador tiene en la Antártica. Sin embargo, falta ver cuánto se demora el quebrado gobierno venezolano para girar los dineros correspondientes a la compra del escritorio y la cama del director de esa estación.
Hubo igualmente unos rimbombantes saludos a las banderas como el acuerdo para fortalecer la ejecución de proyectos de un Fondo de Desarrollo Ecuador-Venezuela. Definitivamente el papel lo puede todo y la ingenuidad de los ecuatorianos por lo visto también. Todo un espectáculo observar a estos dos gobiernos menesterosos dándoselas de que disponen de fondos para invertir.
Pero quizás el mayor saludo a la bandera fue el de la “decisión irrenunciable” de ambos mandatarios de construir en Ecuador la Refinería del Pacífico, que adelantarían de manera conjunta las empresas petroleras de ambos países, Petroecuador y PDVSA. Es como la quinta vez que Chávez y Correa se refieren al tema. Aunque bueno es saber acerca de esta “decisión irrenunciable”, por primera vez no se dice que es inminente la construcción de la refinería, lo que ya de por si constituye un reconocimiento a que la realidad no es como la pintaban.
Seguramente en Venezuela respiraron con tranquilidad al conocerse que Chávez no se comprometió a regalarle cientos de millones de dólares a Ecuador. Cómo será de crítica la quiebra del gobierno venezolano y la inconformidad de los venezolanos con los despilfarros en tierras ajenas, que alias “Manitos Rotas” lo único que pudo regalar en este último viaje un inmobiliario para una estación científica.